sábado, 3 de diciembre de 2016

Dicen que la curiosidad mató al gato, o que el pez por su boca muere, tal vez yo lo podría unir y decir, la curiosidad mató al gato porque este habló. He estado pensando en estos días más de una manera de autojoderme a mi misma, y todo porque la felicidad de pronto me parece alarmante. ¿Cuánta dosis de felicidad uno es capaz de recibir antes de que las cosas cambien? Lo irónico es que me siento enamorada, plena, feliz... y creo que es la melancolía de diciembre la que me hace preguntarme si no estoy construyendo castillos en el aire, ¿Cuándo te vuelves tan temeroso de los momentos de felicidad, que por si mismos se vuelven alarmantes, irreales...?
¿Qué es estar enamorada? ¿Qué es estar plena? ¿Qué es estar feliz? ¿Qué es real y qué estoy imaginando? ¿Por qué estamos tan necesitados de respuestas?
En la búsqueda de mi misma me he comenzado a preguntar si realmente en algún momento he sido totalmente yo, o cómo puedo reencontrarme si en principio nunca me he encontrado, y, ¿por qué me preocupan ese tipo de cosas?
 Dicen que la ignorancia es dicha y uno siempre anda por ahí buscando la verdad, cuando todo es tan relativo, supongo que solo nos gusta darnos nuestra dosis de miseria personal.



No hay comentarios:

Publicar un comentario