lunes, 17 de febrero de 2020

Mujer

Y entonces un amigo me dice, levanta la cara mujer. Amaste, te volviste a sentir viva, hay momentos que dan un respiro y esperanza a lo que estás viviendo. Lo que tuviste, existió y fue tan real que dejó una cicatriz sin marcas en la piel. Es que a veces aquello que no se expresa es lo que más se siente. Está bien huir, está bien llorar. La primavera no podría existir más que en marzo, el tiempo corre y sin embargo sigue siendo un ciclo. No hay primavera en otoño o invierno. Al menos no tangible. El dolor que ahora recorre desde tu pecho hasta tu mirada es prueba de que estás deliciosamente viva, y que creciste y aprendiste a dejar ir. Aprendiste que el dolor pasa, es necesario. Que no sólo las ausencias y las medusas queman, la poesía también mata, sin embargo como dice la canción, en destellos de sol, mujer, eres inmortal. Renacer del fuego, renacer con el fuego, más fuerte, más humana, reconociendo que, el amar es inevitable, como inevitable son las sonrisas, como inevitable es el dolor, como inevitable es decir adiós.

Quitar la venda y aceptar, no se puede tapar el sol con un dedo. Seguirás siendo amada y seguirás amando.


Ama mujer, ama, vive y nunca, nunca dejes de ser tú.