miércoles, 24 de junio de 2020

¿Qué es el amor? (No)


¿Qué es el amor? Palabras vacías, un discurso en construcción. Algo efímero, algo intangible. Un par de palabras que pueden irse con el viento. Caricias vacías, escenas sin sentido, un salto al vacío, dar lo tuyo, dar lo mío. Tiempo, tal vez es tiempo. ¿Tiempo perdido o tal vez ganado?

Una farsa, una sátira, un por siempre, un para siempre y después nada.

Sueño utópico, carrera sin meta, vueltas en círculos. Un paso adelante, años para atrás.

Es enojo, es furia, es decepción... Una vela apagada, un cielo sin estrellas...

Es un beso entregado fuera de tiempo en la soledad, una necesidad, una locura.

El amor es mentir a los ojos a pesar de que la verdad fue revelada, amar es no saber qué es lo quieres y tener todo para no tener nada.

Es como subir una escalera, cruzar un laberinto, lleno de dudas que tambalean.

Amar quema, duele, no sana, es olvidar, es rencor, no es perdonar.

Amar es volcar culpas en un soldado herido, amar es mentir a tu propio beneficio.

Amar es poseer sin tomar, tomar sin poseer.

Es no apropiarse, es dejar libre el camino, hoy sí, mañana no... Al otro día no sé quién eres.

domingo, 15 de marzo de 2020

Ecos del silencio

Haciendo una recapitulación de todo, debo admitir que lo último que esperaba que pasara era que me enamoraría, tal vez debí tomar como señales todo aquello que sucedía, y que inevitablemente se iba a convertir en amor, la duda está sembrada, no sé si fue ingenuidad o simplemente no querer ver, lo que a plena vista estaba, aquello que en el canto de los rayos de luz de luna se anunciaba. 
Tú en una galaxia y yo en otra y sin embargo tan cerca, pensando que aquello sólo era algo de un instante, algo que no tenía por qué colapsar, con un atisbo de inocencia que se transformó en un sentimiento de melancolía, que al final terminó pronunciado en voz alta tu nombre, tu nombre como un trino de pajaritos anunciando la primavera y el fin del invierno, pronunciar tu nombre era como una fiesta de sabores en los labios que se reflejaba en una curva inestable y en el reflejo de unos ojos anhelantes, anhelantes de más palabras, anhelantes de más de ti. 
En algún momento te volviste oxígeno, y yo, en guerra constante te convertí en mi refugio, aún sabiendo que me estaba refugiando en un campo minado de territorio enemigo, pero en el cosmos, las estrellas decían que era seguro.
Yo sabía en lo que me estaba metiendo, en una fantasía que sólo tenía como posible final, exactamente eso, el fin, y no de manera feliz, en algún momento me iría, en algún momento te irías. Por ella, por él, por nosotros, o más bien porque nunca hubo un nosotros. 
Quisiera poder justificar mi comportamiento, sin embargo no puedo hacerlo, y tampoco puedo culparme ya que entre lineas y sin buscarlo me enamoré, y realmente cada parte de mi cuerpo deseaba no hacerlo. Deseaba no pensar en tu cabello, en tus ojos, en tus pecas, en tu sonrisa, en el tono de tu voz, pero sobre todo deseaba no sentirme conectada a otro nivel, espiritual, del alma, del amor.
 Deseaba no querer tus debates, tus conocimientos, tus recomendaciones, tus canciones, incluso tus preocupaciones. Deseaba y no que cumplieras la sentencia, tantas veces me dijiste que debías alejarte hasta que lo hiciste, en realidad esperaba que no fuera tan pronto. Sentía que tal vez y sólo tal vez te dolería irte y querrías quedarte un poco más. Me hubiera encantado no ser un sentimiento de culpa o de arrepentimiento, me hubiera encantado representar otra figura en tu memoria. Pero tal vez es mejor por ella, por él que seamos eso, un arrepentimiento, un nunca debió ser. Y muy seguramente me estoy dando más crédito del necesario, tal vez ni siquiera soy eso, pero una parte de mi quiere pensar que tal vez y sólo tal vez, no fui sólo un momento. Pensar que tal vez y sólo tal vez, si fue algo único, extraordinario, fuera de lugar, no pensado, pero real. 
Tal vez es por eso que duele.
Me di cuenta que estaba enamorada, me di cuenta de que estaba enamorada... cuando me rompiste el corazón. No sabía que tan adentro estabas, hasta que no pude sacarte de golpe, hasta que me di cuenta que en general, te pienso, te leo, y trato de entender.
No te culpo, no me culpo.
Sin embargo en ecos, en silencio, dentro de mí...




lunes, 17 de febrero de 2020

Mujer

Y entonces un amigo me dice, levanta la cara mujer. Amaste, te volviste a sentir viva, hay momentos que dan un respiro y esperanza a lo que estás viviendo. Lo que tuviste, existió y fue tan real que dejó una cicatriz sin marcas en la piel. Es que a veces aquello que no se expresa es lo que más se siente. Está bien huir, está bien llorar. La primavera no podría existir más que en marzo, el tiempo corre y sin embargo sigue siendo un ciclo. No hay primavera en otoño o invierno. Al menos no tangible. El dolor que ahora recorre desde tu pecho hasta tu mirada es prueba de que estás deliciosamente viva, y que creciste y aprendiste a dejar ir. Aprendiste que el dolor pasa, es necesario. Que no sólo las ausencias y las medusas queman, la poesía también mata, sin embargo como dice la canción, en destellos de sol, mujer, eres inmortal. Renacer del fuego, renacer con el fuego, más fuerte, más humana, reconociendo que, el amar es inevitable, como inevitable son las sonrisas, como inevitable es el dolor, como inevitable es decir adiós.

Quitar la venda y aceptar, no se puede tapar el sol con un dedo. Seguirás siendo amada y seguirás amando.


Ama mujer, ama, vive y nunca, nunca dejes de ser tú.

jueves, 2 de enero de 2020

Sólo una chica más

Y ella se repite una y mil veces, que eso no está pasando, que está alejado de la realidad, que no existe, que no es, que no será. Y un día se rinde ante lo inevitable, consciente de aquello que no será, pero que se siente,  y es parte de su día con día, porque vaya, eso no es cosa de unas horas, de unos días, de unas semanas, está tan aferrado a la piel, a la memoria, a los dedos...
Sonrisas interminables como desdenes autoinfligidos, tantos "sí" como "no" en respuestas a preguntas que no se dicen en voz alta. 
A gritos está pasando, a susurros se va impregnando.

Un día especial, otro día nadie.

Conocer la verdad no te hace menos vulnerable, el conocimiento a veces mata.

Y entonces quien es ella?  Aquella que espera pacientemente una mirada, el ser vista, de nuevo querer ser vista... quien sonríe procurando de regreso otra sonrisa, quien se interesa, quien se ilusiona, una tonta.
Sólo una chica más, un momento, un corazón roto. 
Sólo una chica más, en un mal tiempo, un mal momento, un mal lugar.
Sólo una chica más, llegando tarde como suele hacerlo a cada lugar que pisa, incluso aquellos a los que no sabía que quería llegar.
Corriendo nuevamente, tratando de no dejar huella, de ser invisible de nuevo, de fingir que nunca pasó. 
Sólo una chica más, huyendo de la realidad, de los recuerdos, de lo que no fue y no es.

...

martes, 31 de diciembre de 2019

Medias y vino tinto

Al llegar al lugar sólo había una mesa, una alfombra, una cena, una chimenea, por un momento ella pensó que todo estaría concurrido, sin embargo eran ella y él, y la música envolviéndolos con su sonido.
Él le pidió su abrigo y ella dejó al descubierto, un vestido que había elegido cuidadosamente para la ocasión, medias negras y zapatos a juego.
Le invitó a sentarse en la silla justo al frente, y ella recorrió su cuerpo con la mirada, esperando a que él hiciera el primer movimiento, sólo una mesa los separaba, un café, una vela, unas cuántas palabras.
Su risa resonaba entre deseos escondidos, un roce en la mano, después un suspiro.
Entre los regalos de la velada una botella de vino tinto aguardaba, dos copas esperando a ser usadas.
Una primer copa, más sonrisas, más miradas, menos palabras, una mano por debajo de la mesa tocando su falda.
Dos copas, cada vez más cercano, todo aquello que ataba poco a poco se iba soltando, más palabras al azar, sin sentido, perdidas, como la mano bajo su vestido.
Al fin él decide ponerse de pie, la toma y sienta sobre la mesa, y la besa, al fin la besa, ella lo rodea con sus piernas y se recorren los cuerpos liberan cadenas, abren secretos...

Lo que pasó después es un secreto de medias y vino tinto...


miércoles, 11 de diciembre de 2019

El no amor

¿Cuál es el amor real, al que deberíamos aspirar? En este momento tal vez pueda hablar de tres amores. 
El primero, apasionado, con todas las cualidades que el deseo te pide ver en una persona, pero también con todos los defectos que te hacen huir, esa clase de amor que es un cuento de hadas, una delicia nocturna, pero en la oscuridad invoca a los peores demonios, los más perversos, los más dañados, los más malditos. Ese amor, de cuentos de hadas, un amor musical, un amor de poesía, pero al final de cuentas, sólo cuentos o historias que terminan.
El segundo amor, que tal vez sea lo que necesitas, el que no tiene el defecto de la cadena, aquel amor que parece saber siempre lo que necesitas, el amor sensato, aquel amor tan estable, que no pasa nada. Ese amor que tal vez es el que marca tu vida, con el que pases tus años y formes una familia porque sabes quién es, sabe quién eres... ¿Lo sabe? ¿Lo sabes?
 Y hay un tercer amor, aquel amor que no debería ser, aquel amor que existe, DEMONIOS existe!, aquel amor que nunca será correspondido, el amor que llegó tarde, ese amor que te hace pensar, que te reta. Que llegó para irse, para no quedarse, para trascender en el intelecto, en el ser y en el alma...
Tal vez simplemente se deba aspirar al no amor.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Más perdida que nunca

Recuerdo que hace algún tiempo pensaba, que conforme pasara el tiempo, los años, los ayeres, los ahora, iría entendiendo cada vez un poco más la vida y mi existencia.
Lo lamentable es que en realidad sólo identifico mi existencia, me hago consciente de mí, de mi cuerpo, de mis cambios pero aún así siento que no me termino de conocer, que no termino de volver a ser yo, o que simplemente no termino de ser.
La soledad es una compañera amarga a la que he aprendido a aceptar, ya que de alguna u otra manera las personas no permanecen cerca, la ausencia es inevitable, y las que están, los que están, no terminan de aceptar o tomar un papel en mi vida, o a veces simplemente soy yo la que no sabe qué papel darles.
Es extraño que la compañía te haga sentir sola. A veces me gustaría sentir que pertenezco a algo, a mí misma, a algún sueño, una pasión, a un grupo, a un amor, pero las cosas no dejan de sentirse tan efímeras. De nuevo, nada permanece. 
Me siento eternamente agobiada y siento que corro, corro y sigo corriendo y la realidad es que no tengo la más mínima idea de hacia a dónde estoy corriendo. 
Es como vivir siendo un comodín, la amiga que te escucha, la persona que te cuida, quien atiende, quien enseña, sin embargo no me siento necesaria. El comodín de la persona que siempre estará pero no siempre es necesario y puede sustituirse con otra carta.
Es extraño sonreír, las risas espontaneas, los momentos agradables, todo eso se esfuma.
Río sin cauce, desbordado y sin destino. 
Más perdida que nunca...